Ortografía pastoral (6) – Interrogantes


Última parte dle artículo. Donde reitero que todo lo expresado es absolutamente personal. Pero cuánto me gustaría poder dialogar todo esto. Por eso, finalizar con interrogantes, no con afirmaciones rotundas.

He dejado para el final una serie de preguntas sobre la pastoral actual, recogiendo de aquí y de allá las inquietudes que actualmente se van expresando. Las preguntas tienen una fuerza en sí mismas que también pastoralmente se aprovechan. Son preguntas, esta vez, que van dirigidas a los responsables de pastoral y de jóvenes. Junto a cada pregunta, ofrezco una oportunidad pastoral.

  1. ¿Tanto han cambiado los jóvenes? Que es la misma pregunta que: ¿Tanto he cambiado yo desde que era joven? ¿Tanto me he perdido? Si creemos que comunicar hoy por hoy es importante, la necesidad de nuevos lenguajes no se pueden perder de vista ni convertirse en “moda pastoral pasajera” que ya agotó todo lo que tenía que decir. ¡Está vigente! Los agentes de pastoral, por otro lado, no pueden ver a los jóvenes sin comprenderlos; lo que no significa, ni mucho menos, que tengan que ser de edades similares. ¡Puedes hablar con ellos! La formación sobre los jóvenes de hoy tampoco puede reducirse a la lectura de un libro sobre las características más relevantes de una generación determinada. ¡Hay que acercarse! La pregunta sobre si los jóvenes han cambiado tiene una respuesta meridiana: “Sí. Y por lo que se ve, ha sucedido siempre en la historia durante muchos años.” Y la pregunta sobre si el Evangelio tiene que cambiar para que los jóvenes lo comprendan y vivan, también: “No. Pero alguien tiene que acercárselo. Escuchan, y no comprenden. Transmitir la fe ha sido siempre la tarea de la pastoral. En eso, no hemos cambiado.” / Para quien tenga claro que los jóvenes han cambiado y que el Evangelio no es recortable, hacer una lectura de ambas realidades. ¿Qué anuncia el Evangelio a los jóvenes de hoy?
  2. ¿Cómo pasar de lo espiritual a lo creyente? De las cosas que he leído sobre la Generación Y, una de las que más me llamó la atención fue que la describieran como una generación espiritual, post-materialista. Reconocer esto abre los ojos a interpretar de forma diferente casi todo, provoca impacto en el agente pastoral. Y se comienza a percibir de forma distinta la reacción de los jóvenes ante multitud de “cosas”. No están pendientes de comprar ropa, por ejemplo, por el hecho de sentir frío o calor, sino en función de realidades más espirituales y estéticas como “sentirse bien”, “ajustar la imagen de sí mismos”, “vivir una cierta coherencia con el grupo social o reclamar su identidad dentro de él”. También la experiencia de fe muchas veces la interpretan en claves de Dios etéreo sin Encarnación, sin Rostro, o desde un espíritu cósmico que en forma de energía rige el mundo y es providente y bueno “de vez en cuando”… / Subrayaría dos claves teológicas que salvan sea distancia, y que vienen en ayuda de la pastoral: la Encarnación, como misterio dentro del plan de salvación de Dios, de modo que cuando se ofrezca al joven el acercamiento al Padre se haga por medio de Jesucristo; la Iglesia, como Pueblo de Dios y Cuerpo de Cristo,
  3. ¿Cómo se entiende el ocio de los jóvenes actuales y la vivencia cotidiana de la propia fe? En esto existe un fuerte contraste. La fiesta cristiana no es una fiesta de desfase lejos de lo cotidiano, aún con su carga escatológica y la pretensión de ser, como dice un amigo, “un pedazo del cielo en la tierra”. El ocio de los jóvenes está ciertamente muy polarizado y no existen ofertas reales donde puedan ejercer su libertad y sus aficiones, y aprendan a relacionarse de forma gratuita. El análisis que muchas veces se hace es de condena de los ambientes en los que se mueven, pero ¿realmente hay algo más, que sea atractivo para ellos? Experiencias y conatos de experiencias hay, es un tema complejo y que requeriría verdaderos medios y opciones eclesiales de conjunto. ¿No se puede hacer pastoralmente más de lo que ya hay? ¿Nos debemos limitar a dar dos o tres “consignas” sobre lo que hay, a dialogar en grupo cómo “hacer frente” a cuestiones incómodas, hablarlo con libertad y sin prejuicios? ¿Éste es el objetivo pastoral preferente? / Aunque sea de forma puntual, ¿qué puede ofrecer tu pastoral local al ocio de los jóvenes? Y más allá de ella, ¿qué posibilidades tienes de relacionarte con otras realidades eclesiales de la zona para crear algo juntos? ¿Sumas en este sentido cuando surgen propuestas más amplias que la “propia”?
  4. ¿Qué hacer con la celebración dominical y los sacramentos? Un tema controvertido en el que es fácilmente criticable “todo” desde el punto de vista de los jóvenes que tenemos, pero donde se construye con sentido “poco”. Caer en el derrotismo o conformarse con lo que hay, es insuficiente. Se reduce el número de jóvenes que asisten a las celebraciones de la Eucaristía y que frecuentan el sacramento de la Penitencia de forma palpable en algunos lugares. Sin embargo, hay otros en los que aprender porque se han convertido en focos de atracción, y se convocan unos a otros. / Recuperar la “participación” con su significado: “tener parte en” lo que se está celebrando. Que no es lo mismo, a mi entender, que “hacer cosas”, “hablar mucho”, crear nuevos gestos, inventar liturgias. Todo esto puede ser parte del proceso, una “experiencia” más a vivir y que interpretar quizá comunitariamente. Cuando digo “participación” es una motivación interior que se ha generado, una actitud personal en relación a la Eucaristía o el sacramento.
  5. ¿A dónde va la pastoral con jóvenes y qué pretende? ¿Procesos o itinerarios? Un verdadero proceso pastoral supone invertir tiempo, esfuerzos y recursos, que a la larga y hablando en concreto suponen personas y años de vida semanalmente entregados. Ya no sólo es necesario un proyecto que supere –ampliamente-  a las personas concretas, sino opciones institucionales y paciencia también institucional. ¿La pastoral se mantiene por criterio “numérico”, por “medir el esfuerzo? ¿Se sostiene y potencia el criterio “vocacional específico” o de educación en la vida cristiana? ¿Cuál es el polo que más prima en la pastoral de tu realidad local? ¿Es una verdadera respuesta a los jóvenes? ¿Se hace con los jóvenes o sin ellos?

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