Este blog no es muy bueno


En la despiadada adolescencia los granos son lo peor. Ya lo decían mis amigos. Todos se escondían, asistían al dermatólogo y gastaban ahorros en cremas de farmacia. Cualquier cosa con tal de seguir mirándose, y dejándose mirar. Todos mis amigos, menos un par de gemelos, con acné juvenil descontrolado. Ellos, lejos de replegarse, optaron por una estrategia más contundente: “Ni los quiero, ni los deseo. Es lo que toca. Y en cualquier caso, estos granos son mis granos. Si alguien no desea mirar, no se lo voy a impedir.” Me dejaron tan asombrado que a día de hoy lo transmito a mis alumnos.

Todo tiene sus normas. Como el libre mercado y la globalización. Normas que se imponen porque se autojustifican y se normalizan (es decir, no existían previamente y fueron diseñadas para la ocasión, se convirtieron en normas), según parece, bajo el signo de lo más humano, de lo que verdaderamente es necesario ahora, y se busca y se quiere. De este modo, también en la blogosfera se deben pagar los cánones camino del éxito, del triunfo, de la visibilidad.

Junto a las reglas dominantes, las trampas habituales que auxilian y un complejo sistema invisible, que trabaja en el fondo alejado del dominio público, que “posiciona” en la red todo cuanto quieren que necesites, leas y asimiles bien. El secreto de todo esto está en dirigir el tráfico de la red hacia tu lugar. Sin participar como corresponde y se espera en este nuevo orden mundial quedas arrinconado del tránsito común, postergadas tus aportaciones a lo ridículo.

Por eso creo que tienen razón mis amigos cuando dicen que este blog no es muy bueno. Y no pienso obrar de otro modo en función de criterios que no son los míos y que considero que no han sido ni del todo pensados ni del todo responden a mis inquietudes. Lo dicen, no sin motivo, por unas cuantas cuestiones:

  1. Apostar por la brevedad. Porque las lecturas han dejado de ser pausadas, tranquilas y apacibles sin el papel. En la web se va saltando, picoteando de un sitio a otro. Alguien que quiera comunicar bien, debe tenerlo muy presente. Dando por supuesto que el ritmo debe ser rápido, la escritura debe estar en consonancia: clara, ágil, corta, directa. Los primeros segundos determinan la continuidad o el desecho de la misma.
  2. Definir la temática. O, lo que es lo mismo, convertirse en expertos de un asunto. Que puede ser abierto o cerrado, profesional o social. Esto va parejo al público o “mercado” que se pretende conquistar, que en teoría ha sido bien estudiado con antelación. El internauta ocupa el puesto de un consumidor habitual. Por cierto, que respecto a la temática se insiste en la realidad, que debemos ser realistas, ir al paso de las “noticias” de cada día. Y al tiempo, sé original y demuestra creatividad.
  3. Regularidad constante. Es decir, actualizarse con una frecuencia definida. En proporción siempre a lo que se publica y la demanda. Poner más materia en el mercado de lo que se pide, satura. Poner menos, encarece. De modo que el tiempo viene ordenado externamente al blog, por unos supuestos usuarios definidos dentro de un mercado verdaderamente controlador.
  4. Compensar costes, o invertir. Esto sigue siendo, de una u otra forma, una forma más de comercio. En el que se han invertido cantidades ingentes de dinero por parte de conocidos y anónimos, que quieren a su vez recuperarlo con ganancias. Un buen blog, de un modo u otro, cuesta dinero. Lo gratuito y sin presupuesto… El diseño, a mi entender, entraría dentro de este apartado. Que nadie crea que me he olvidado de la imagen.
  5. Competir con otros blogs similares. O eso, o crear comunidad con ellos de referencias mutuas. Balancearse por lo tanto entre ser el primero (o de los primeros, sabiendo el tamaño de los buscadores) o asumir los criterios de otros. Aunque principalmente, a imagen del mercado, lo que prima siempre está en relación con el puesto de honor y gloria entre las masas.
  6. Y por último, una buena estrategia de márketing, publicidad, difusión. Que te llevará a ser fácilmente encontrado en los buscadores habituales, conociendo las palabras habituales que la gente pide, siendo enlazado y citado en diversos sitios, entrar en las corrientes y afluentes del blog. En este sentido, dar facilidades a los que visitan para que puedan compartir los contenidos en las vigorosas redes sociales.

No dudo, en absoluto, que todo lo anterior sea cierto al cien por cien. Y que estos criterios definan el futuro de un blog. Ayer noche venía por casualidad en televisión -todavía existe- un documental sobre el triunfo de Hitler y el nazismo entre las masas descontentas, plegadas sin mayor capacidad crítica a las consignas y belleza de un pequeño y enclenque hombre moreno de bigote simétrico (por cierto, el modelo griego resulta más impactante en imagen, no en su puesta en escena). Y aquello pasado, con grito del no olvido de los campos de concentración  que aún hoy resuena, me remite a la capacidad comunicativa y a las estrategias que se apoderan de la red.

Dicho lo cual, reitero que este blog es malo, muy malo, en consonancia con todo lo anterior.

  1. Lo breve… ¡como que no es lo mío! Tengo un punto hiperbólico que disfruto cultivando. El mundo romántico y lo pasajero, la desbordante gracia, la inmensidad de la belleza reflejada en la creación, la admiración que me provoca todo lo humano, y Dios en medio del mundo. Algunas cosas las podría decir de otro modo, cambiar palabras, reducir y sintetizar. Se harían más asequibles y ágiles. Llegarían a más personas. La única dificultad en esto no es la capacidad para escribir o no de ese modo tan demandando, sino de la voluntad decidida que tengo de expresarme a mi manera, y seguir jugando con las metáforas. ¡Como en la vida misma!
  2. No invierto dinero, tampoco gano ni pretendo ganar. Se construye desde lo gratuito, dando gratis lo recibido gratis. De tal modo que considero que cualquier cosa expuesta aquí puede ser disfrutada a placer por quien así lo desee. Una vez escrita no es más mía que de quien dese hacerla suya. ¡Sería un honor! A mi entender no hay comunidad real y verdadera sin esta gratuidad y comunion en los intereses. ¡Como en la vida misma!
  3. Su temática es desastrosamente dispar. ¡Claro que hay un vínculo común entre unos post y otros! ¡Aquello que surge en mi vida cotidiana, la más común y vulgar, la más sublime y personal! ¡Sin dejar de hablar de Dios, de la Iglesia! ¡Qué escándalo! ¡Qué mezclas! Siempre con la prudente cautela de no exhibir en exceso nombres, personas, situaciones. Hablando de la red, pasando por relaciones humanas, algún que otro personaje o libro que leo, lo que ha provocado en mí una película determinada… ¡qué barullo! ¿Qúe esconderá tanto desorden? ¿Qué esperará hoy? Respecto a la temática considero que los mejores post están aún por descubrir. Lo dicen las estadísticas. Prima lo llamativo, lo provocador, lo que consigue afluencia “fácil” de gente. Y esto sólo lo consigo sin intención por mi parte. Cuando lo intento, no logro nada. ¡Como en la vida misma!
  4. La originalidad y sus riesgos. Quiero hacer notar que siendo sacerdote escolapio, católico y profesor, habría asuntos que probablemente dispararan las estadísticas del blog. Tendría mucho éxito y triunfaría lo amarillo, lo rosa, la carnaza de una buena crítica despiadada a la iglesia, a los obispos, a los gobiernos incluso, o hablar de ética sexual, de escándolos o de escandola manera de los jóvenes. Creo que así, desprovistos de la verdad que busca el amor, rompiendo moldes, llegaría a la fama homérica de quien parece poseer un criterio y verdad diferente a la de todos, dándole a la gente la novedad y ruptura que anhela. Pero, insisto, ni me creo todo eso, ni lo leo siquiera, ni es mi estilo. ¡Como la vida misma!
  5. De regularidad tampoco puedo hacer gala. Muestra de ello han sido los últimos meses. Por cierto, que escribo cuando quiero, en cierto modo, y porque quiero. No hay más encargo que éste detrás de estas letras. Porque callar en días abundantes y plegarse al silencio en los difíciles lo consideraría una especie de blasfemia en mi caso. Si algún día no pude escribir, fallé sin intención, y estaba o fuera o con demasiado entre las manos. Pero más bien sucede al contrario, la imposibilidad de leerlo todo. Aunque de eso se trata. ¡No leas todo! (A esta exclamación llegará poca gente) ¡Como en la vida misma!
  6. Por último, carece de toda estrategia racional de márketing. Las redes han potenciado mucho su difusión. De otro modo sería invisible, a todas luces. Hay personas que se suscriben por email (se lo agradezco, pero no cuentan diariamente en las estadísticas, con lo cual no conozco su impacto real), y supongo que hay vinculados por RSS (idéntica ignorancia de lo anterior). Lo que mejor funciona es el retuiteo o seguir compartiendo con otros algo que se ha descubierto y ha llamado la atención. Sobre todo lo segundo. Lo he comprobado con el post más provocador que he escrito. Muchas veces, para mi desgracia, ¡como en la vida misma!

Pese a todo lo anterior, seguimos teniendo un problema. Que el blog seguirá siendo así porque es mío. Pase lo que pase, conservará su carácter. Y en esta actitud cabezona, terca y poco práctica, se esconde algo genuino, que echo de menos en algunas ocasiones y que procuro potenciar en mí: viajar y vivir contracorriente, salirse de las masas, mantener lo personal y la personalidad, hacer apuestas con carácter. Dicho lo cual, no es pura cabezonería, ni egoísmo lo que mueve realmente el blog. Evidentemente no escribo para mí mismo algo que hago púbico y que difundo. Ojalá ayude a muchos, conocidos y desconocidos, que a su vez puedan dejar de ser desconocidos, y si ayuda siga difundiéndose, comunicándose, e incluso sirva de acicate y motivación para que otros también den el paso en la red sin plegarse demasiado al sistema que todo lo controla anónimamente. Me sorprenden los que se quejan y protestan desde parámetros idénticos al objeto de sus críticas.

Como puedes ver, no se puede compartir en Facebook. No voy a hacer más comentarios al respecto. Si deseas hacerlo, aquí tienes un link desde el que sí podrás difundirlo. ¡Gracias de antemano!

6 pensamientos en “Este blog no es muy bueno

  1. Pingback: Este blog no es muy bueno | Preguntarse y buscar

  2. Este blog no es muy bueno, no: ¡este blog no es muy buen blog! Y a lo mejor por eso es interesante.
    A mí también me ha traído aquí alguien que lo leyó antes y estoy buceando un poco, y me parece muy interesante.
    Un abrazo.

  3. En este lado del Atlántico, pasa lo mismo. Cuando uno de adentro de la Iglesia se atreve a más. Viene esta «corrección fraterna» que huele a censura. ¡Cómo pudiste escribir aquello de dejar tu santo sacerdocio! Imperdonable, hermano. A muchos no les gusta que le griten en la cara. No importa cuántos te sigan, importa que el numero de pensantes crece. Es la semilla que germina y se escucha, es el Reino que crece. Igualmente opino que «Este blog, no es muy bueno. ¡Es bárbaro!

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